Adam Lanza

Masacre en la Escuela Primaria Sandy Hook

📅 Fecha de nacimiento: 22 abr. 1992 ♉ / † 14 dic. 2012

☠️ Tirador escolar EEUU (Connecticut)

🔪 Crímenes: Cargó, apuntó y disparó sin piedad. Veintisiete vidas apagadas en segundos. Un baño de sangre en el lugar donde la infancia debía ser intocable.

🎭 Víctimas: Nancy Lanza (52) + Rachel D'Avino (29) + Dawn Hochsprung (47) + Anne Marie Murphy (52) + Lauren Rousseau (30) + Mary Sherlach (56) + Victoria Leigh Soto (27) + Charlotte Bacon (6) + Daniel Barden (7) + Olivia Engel (6) + Josephine Gay (7) + Dylan Hockley (6) + Madeleine Hsu (6) + Catherine Hubbard (6) + Chase Kowalski (7) + Jesse Lewis (6) + Ana Marquez-Greene (6) + James Mattioli (6) + Grace McDonnell (7) + Emilie Parker (6) + Jack Pinto (6) + Noah Pozner (6) + Caroline Previdi (6) + Jessica Rekos (6) + Avielle Richman (6) + Benjamin Wheeler (6) + Allison Wyatt (6)

⚰️ Detalle macabro: Un ermitaño digital sumergido en la violencia. Entre sombras y pantallas, absorbía cada masacre, perfeccionaba su puntería en un simulador de muerte... hasta que decidió convertir la ficción en realidad.

⛓️ Condena/estado: Cerró su masacre con un último disparo: el suyo.

📖 Carrera criminal: 14 diciembre 2012
Aquella mañana Adam Lanza se levantó con una misión: borrar vidas. Primero, su madre. Se acercó a la cama y le voló la cara con un rifle. Ni un grito. Ni una resistencia. Solo un amasijo de carne y hueso destrozados.

Luego, la Escuela Primaria Sandy Hook. Se vistió de negro, cargó munición suficiente para un pelotón y estrelló su Bushmaster AR-15 contra las puertas cerradas. La directora y la psicóloga fueron las primeras en salir a ver qué pasaba. Lanza respondió con plomo. Murieron antes de entender que era su último segundo en la Tierra.

Después, la masacre. Dos aulas convertidas en campos de tiro. Veinte niños de 6 y 7 años, ejecutados a quemarropa. Pequeños cuerpos reventados por balas que atravesaban huesos frágiles como cristal. Un disparo. Dos. Ocho. Uno de ellos tenía once orificios en el pecho. Los profesores intentaron protegerlos. Murieron encima de ellos.

La policía llegó a los cinco minutos. No fue suficiente. Lanza se abrió la cabeza de un tiro antes de ser atrapado. En el suelo, junto a su cadáver, aún quedaban 253 balas listas para seguir matando.

En su casa, encontraron ventanas selladas con bolsas de basura, un disco duro destrozado a martillazos y un santuario de masacres. Obsesionado con Columbine, encerrado en su mundo de odio y videojuegos, sin un motivo claro.

No dejó una carta. No dejó una razón. Solo dejó un baño de sangre y una pregunta sin respuesta